22.10.07

Amor!!


¡Todo era amor... amor! No había nada más que amor. En
todas partes se encontraba amor. No se podía hablar más
que de amor.
Amor pasado por agua, a la vainilla, amor al portador,
amor a plazos. Amor analizable, analizado. Amor
ultramarino. Amor ecuestre.
Amor de cartón piedra, amor con leche... lleno de
prevenciones, de preventivos; lleno de cortocircuitos, de
cortapisas.
Amor con una gran M, con una M mayúscula, chorreado
de merengue, cubierto de flores blancas...
Amor espermatozoico, esperantista. Amor desinfectado,
amor untuoso...
Amor con sus accesorios, con sus repuestos; con sus
faltas de puntualidad, de ortografía; con sus interrupciones
cardíacas y telefónicas.
Amor que incendia el corazón de los orangutanes, de los
bomberos. Amor que exalta el canto de las ranas bajo las
ramas, que arranca los botones de los botines, que se
alimenta de encelo y de ensalada.
Amor impostergable y amor impuesto. Amor,
incandescente -y amor incauto. Amor indeformable. Amor
desnudo. Amor-amor que es, simplemente, amor. Amor y
amor... ¡y nada más que amor!


Oliverio Girondo

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