5.4.09

Sigue durmiendo. Lo que sé, lo sé porque me lo contaron los retazos de sus murmullos dichos entre sueños. Y porque lo vi, claro. Lleva en esa cama casi una semana y media. El mundo se detiene entre sus sedantes, los sueños y la puntualidad de sus movimientos en la cama. Cada vez está más inquieta. Está volviendo a la vida, desde ese otro lado de inconciencia creado artificialmente para que no sufra las secuelas de su verdad.

Todo empezó con unas puntadas. Lady había viajado viajado al interior para un trabajo de coaching actoral. Viajó sola. Eran solo tres horas de micro, y solo dos días de trabajo. Angel no viajó. Se besaron, se abrazaron y allá fue ella, con medio bolso (ya no le importaba demasiado estar producida full time). El viaje de ida fue pacífico. Solo lamentó haber sacado pasaje para viajar arriba, el aire acondicionado la mata. Las puntadas persistían, es normal en el primer trimestre de embarazo. Solo que esta vez se sucedían sin cesar. Lady hizo unas rápidas llamadas, que le confirmaron que estaba todo bien. Trabajó, conoció gente, hizo nuevos contactos. Llegó el momento de subir al micro y regresar. Su pasaje era para las tres de la mañana. Ella no podía más con su vida. Estaba cansada, muerta de sueño y con ganas de llegar a su casa, a su cama, abrazar a sus gatos, a Angel y dormir hasta el mediodía. El micro zarpó, ella puteando porque había sacado pasaje arriba nuevamente.
Una hora después, las puntadas arreciaron. Eran las cinco de la mañana, estaba sola en un micro y doblada del dolor, pidiendo por favor llegar lo antes posible. El frío, la soledad, el camino oscuro a ambos lados de la ventanilla, un buzo que no le cubría la cintura, y el dolor que no paraba. Sintió algo tibio entre sus piernas, y eso fue la primer señal de alarma. De repente, su temperatura se elevó. Empezó a alucinar. El camino se iluminaba y veía figuras y caras pegadas a la ventanilla, con el micro en movimiento. La miraban y se perdían en la carretera que el ómnibus dejaba atrás suyo. Lo tibio seguía fluyendo. Del frío, no quería moverse de su asiento, sentía las piernas entumecidas y rígidas. La película que pasaban le parecía más anticuada que Ben Hur en blanco y negro, y lo único que se aparecía en su mente era la palabra LLEGAR.
Media hora después, el mozo de a bordo subió a entregar el desayuno. Encontró a Lady pálida, transpirada y dormida. Sus piernas, recogidísimas en el asiento semicama, y entre ellas, una mancha oscura que crecía de a poco.


Pararon el micro. Bajaron a Lady y su mochila en un pueblo cercano al límite de Buenos Aires. Desde ese momento está ahí, durmiendo entre sábanas blancas y luchando desde adentro contra el frío que la invade cuando sus sedantes no llegan a tiempo. Angel llegó 6 horas después, cuando pudieron descifrar en el celular de Lady algún número capaz de hacerse cargo de la situación. El no fue el que me llamó a mí. Yo sólo miraba y la seguí.

La estoy mirando, aún. Esperando que se despierte. Y contarle la verdad.

2.4.09

Futuro...futuro....futuro.....

Escribo esto, mientras la veo dormir, tendida en la blanca cama, en la blanca habitacion del blanco hospital del interior.

Transmite paz. Lo último que supe de ella, es que el músico se quedó a su lado, sabiendo que ese bebé no era suyo. Cuando ella terminó de decírselo, él la tomó de las manos, la atrajo hacia sí y la abrazó. Le dijo que había esperado mucho para estar con ella, y que no se iba a rendir tan fácilmente. Después de eso, semanas de idilio. A él no le importó su pasado, a ella le importó que a él no le importe. Un mes despues, planearon su futuro. Esa palabra tan dulce y que guardaba tanto resquemor en ella. FUTURO. Lo podía palpar mientras sentía esa pequeña vida creciendo dentro de ella. Lo podía sentir cuando despertaba a la mañana y tenía a su ángel durmiendo a su lado. El aroma a dos en las sábanas, los domingos a la mañana. El mate compartido mientras él tocaba y ella leía en voz baja. Todos los silencios eran cómodos. Futuro. Y esa palabra volaba de una boca a la otra, llenos de besos, abrazos y risas. Ella hizo un par de trabajos más, compromisos de amigos. El la acompañaba y aplaudía. Y cuando llegaban a la casa de Lady, el le abría la ducha, y se sentaba al lado de la bañera a charlar mientras ella se mojaba el pelo y disfrutaba el agua caliente en el cuerpo.
Futuro. Planearon irse a vivir juntos, en unos meses. Ella insunuó que no podría levantar cajas, Angel le respondió que para eso, ya estaba él.
Lady se sentía plena. Futuro. Palabra amiga, ahora. Palabra hermosa, llena de todas las sensaciones del mundo. La casa elegida debería tener un cuarto para él y su música, un cuarto para ella y sus personajes, un cuarto para el pequeño ser, y lugar para los gatos de Lady y el perro que tendrían juntos. Futuro.


shhh.... está despertando... no hagan ruido... se mueve débilmente entre las blancas sábanas y vuelve a dormir....shhh... la vuelta a la vida va a ser difícil para ella. Como siempre.