29.10.08

Gacela del recuerdo del amor

No te lleves tu recuerdo.
Déjalo solo en mi pecho,
temblor de blanco cerezo
en el martirio de enero.
Me separa de los muertos
un muro de malos sueños.
Doy pena de lirio fresco
para un corazón de yeso.
Toda la noche en el huerto
mis ojos, como dos perros.
Toda la noche, comiendo
los membrillos de veneno.
Algunas veces el viento
es un tulipán de miedo,
es un tulipán enfermo,
la madrugada de invierno.
Un muro de malos sueños
me separa de los muertos.
La niebla cubre en silencio
el valle gris de tu cuerpo.
Por el arco del encuentro
la cicuta está creciendo.
Pero deja tu recuerdo
déjalo sólo en mi pecho.

Federico García Lorca

una anécdota...?

Un príncipe mandarín se enamora de una cortesana. Ella le dice que la debe esperar afuera de su ventana sentado en un banco durante 100 noches y que entonces se entregará a él. Pasan 99 nueve noches. El mandarín toma su banco bajo el brazo y se va...

27.10.08

Con el tiempo, y en la distancia...

... hoy, en su "nuevo colchon", pensaba...
... si tuviera que compararlo con un postre, él sería algo así como cerezas al hielo...
no deja de ser cereza, pero tampoco deja de ser hielo...

9.10.08

Hell is livin without you...

El fue a buscarla a zona norte. Ambos estaban agotados, la mochila del día les pesaba en la espalda y el hecho de viajar en auto no la aligeraba.
En la parte de atrás del auto, dos borrachos manejaban frases inconexas...el exceso de alcohol y polvos blancos los aplastaba contra los asientos traseros de ese auto ochentoso, mientras intentaban fumar sin quemar los tapizados. Adelante, Lady y Lestat los miraban a través del espejo retrovisor. Ella apoyó su mano en la pierna del piloto, él le devolvió el gesto con una mirada casi herida.
El auto galopaba a toda velocidad por las solitarias calles de F.... La luna estaba bien alta e iluminaba el asfalto como pasto de película de terror. Los borrachos seguían mascullando calles y direcciones. El auto fue y volvió a 110, mano y contramano, mordiendo pozos, volando en avenidas...Lady se colocó el cinturón. Después de todo, era la única mortal en el auto.
Lestat dejó a los íncubos cerca de sus guaridas, y emprendió el regreso al palacio de Lady. Ella le prendió cigarrillos, lo acarició, le habló...El demonio también necesita consuelo.
Cuando llegaron a destino, ella decidió hacer algo por él. Lo invitó a subir...Llenó la tina con agua caliente, echó polvos de rosas y castañas, llevó velas...y se sacó la ropa delante de él. Lestat la miró fijo. Sus ojos brillaban. Ella entró en la bañera, su cuerpo blanco se confundía en la espuma. El baño se llenó de rosas, azulejo y lujuria. El se sacó la camisa, se sentó al lado de la bañera e hizo aparecer sendos cigarrillos y vasos de Jack Daniels. Ella lo miró, con hielos en la mano y fuego en la cintura, sumergida hasta los pechos. Lestat hizo que esos cinco minutos se convirtieran en años... mientras bebía su propio whisky y la mirada se reblandecía de a poco.
Lady lo atrajo hacia sí y Lestat respondió desde las entrañas de la tierra.
Esa noche, el infierno quedó huérfano hasta la salida del sol.