10.9.07


Belisa:

La criada perfumó esta habitación con tomillo y no con menta como yo le indiqué... Ni puso a la cama las finas ropas de hilo que tiene... (En este momento suena una música suave de guitarras. Belisa cru­za las manos sobre el pecho) ¡Ay! El que me busque con ardor me encontrará. Mi sed no se apaga nunca, como nunca se apaga la sed de los mascarones que echan el agua en las fuentes. (Sigue la música) ¡Ay qué música, Dios mío! ¡Qué música! Como el plumón caliente de los cisnes... ¡Ay! Pero, ¿soy yo?, ¿o es la música?


AMOR DE DON PERLIMPLÍN CON BELISA EN SU JARDÍN, Federico García Lorca



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