AL FINAL...

No fue tan duro el show.

Drogada con bastante diclofenac, se movió sin problemas, cobró (preferencias de trabajar para un amigo), se tomò un taxi y se fue a su casa.
la esperaba un domingo larrrrgo de gira. Tocaban amigos en Parque Centenario. Después se fue con ellos a la casona de Saavedra, donde ya aguardaban 20 cervezas para 8, la pileta con malla prestada y la promesa de una noche sin melancolías. En algún momento, hay que levantar la cabeza.
Bebió, fumó, se coló media pepa y rió hasta desfallecer en el suelo.
El lunes parecía domingo. Cinco de sus amigas y amigos se tomaron el día en el trabajo, y rotó entre la pileta, unas manos de pòker y una merecida siesta.
Al atardecer, volvió a su casa y enfrentó esa llamada que tanto temía.
El le dijo que ya era tarde. Lady había llorado esa negativa por adelantado. Así que cortó la comunicación, y por primera vez sintió que podía vencer las lágrimas de sus errores. Compró unas empanadas, abrió la última cerveza del día y resolvió un mahjong, mientras pensaba en el vestuario de su próximo show.
Se fue a dormir casi en paz.

Su corazón se empezarìa a recomponer en cualquier momento...